Para evitar los tiempos muertos en la exposición que hicimos Enrique de Gracia y yo en Catarroja, nos pusimos a pintar con acuarelas.
Él pintando y yo aprendiendo.
Hicimos seis acuarelas cada uno, con los mismos motivos.
Las expusimos en una puerta de la sala, a medida que las ibamos pintando
Fue una buena experiencia, que culminó con la venta de una acuarela cada uno.